Imagen del camino entre Casas Del Señor y xinorlet en Monóvar

En Monóvar y sus pedanías, la política ya no trata de gestión, sino de improvisación. ¿El truco más usado por el grupo de gobierno? Esperar hasta el último momento para limpiar, justo antes de las fiestas. Porque claro, si no hay hierbas por todas partes, parece que todo va de maravilla.

El caso más llamativo es el de la carretera que une las Casas del Señor y El Xinorlet. Durante meses, la maleza crecía a sus anchas. Y, ¡sorpresa!, justo un día antes de que empezaran las fiestas de El Xinorlet, aparecieron a limpiar.

Un parche rápido para que cuando la gente entrase por ahí para las fiestas no viesen el abandono. La misma historia en Monóvar, donde las parcelas invadidas por hierbas se limpiaron justo el día antes de que empezaran las fiestas. Nada como barrer un poco la suciedad bajo la alfombra antes de que lleguen los invitados.

El mismo punto, un día después, el 15 de agosto de 2024.

Pero claro, este «lavado de cara» no engaña a los vecinos, que son los que se tragan el abandono. Viven allí todo el año, las calles llenas de hierbajos y descuidadas son su día a día. Así que, hartos de este cuento, algunos barrios de Monóvar ya están pensando en organizar una fiesta al mes. No por ganas de bailar, sino porque si la única manera de que limpien y arreglen los desperfectos es hacer fiestas, pues ¡hagamos fiestas!

No se lo tomen a risa, porque parece que si no montan una fiesta, el Ayuntamiento del PSOE ni se entera de que sus calles están hechas un desastre. Pero aquí no acaba la historia. El alcalde, que ya se debe haber dado cuenta de que la gente está mosqueada, ha ideado su propia estrategia para esquivar quejas durante las fiestas.

Ahora aparece en la fila de las procesiones con un abanico y acompañado por algún concejal, saludando a todo el mundo de pasada, para que nadie lo detenga y le diga lo que realmente piensa de las promesas incumplidas. Es un movimiento calculado: él sonríe, saluda con un “hola” y sigue de largo, todo para evitar que lo paren y le suelten las verdades.

Así está Monóvar, con parches de última hora para maquillar la situación, un alcalde que esquiva quejas con un abanico en mano y vecinos que están cansados de tantas palabras y pocos hechos. Las fiestas están muy bien, pero la realidad es que después del confeti, las calles vuelven a estar igual de dejadas. Y los vecinos, siguen con la esperanza de que, esta vez sí, después de la verbena, alguien se acuerde de ellos. La esperanza es lo último que se pierde… o eso dicen, porque llevan ya 10 años gobernando.

Por último, nos gustaría dar las gracias a tod@s l@s vecin@s de las pedanías y barrios de Monóvar por habernos invitado a participar en sus fiestas, ha sido un mes de agosto y principio de septiembre genial. Además, seguimos trabajando para poner sobre la mesa todos esos problemas y necesidades que esperan solución.

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